La Ciudad

Stella Maris Gil presentó su sexto libro

“Creo que me fue bien, estoy en paz”

06|12|22 23:32 hs.


Por Alejandro Vis

A su derecha se encuentra Diego, uno de sus tres hijos, “el del medio”. A su izquierda, Diego Slagter, de Editorial Caravana. En el Salón Blanco ingresa por los ventanales la luz de una tarde muy agradable. Stella Maris Gil sonríe, habla de lugares que la identifican como la Bahía (por Bahía Blanca), su ciudad adoptiva Tres Arroyos o los pequeños poblados en los que dio clases como maestra rural, 17 de Agosto donde inició su tarea docente y la inolvidable escuela de Teniente Origone. El público cada tanto sonríe ante sus ocurrencias, hay un ida y vuelta, una interacción que genera cercanía.

En “Crónicas de una vida desnovelada”, su sexto libro, hace referencia a su historia desde pequeña, la escuela, la vida universitaria, el amor con Luis Jiménez, los hijos, los nietos. También hay un espacio referido a cómo era la noche de Tres Arroyos, cuyo autor es Roberto Rojas, quien asistió al encuentro. La presentación que tuvo lugar ayer por la tarde, se inició con la intervención de Ariel Pincheira interpretando “A mi manera”. Llegó luego el momento de una breve introducción de Diego Slagter, acerca de la alegría que siente Editorial Caravana y el orgullo por haber trabajado con un libro de Stella. También pronunció unas palabras Diego, el hijo que vio en sus habituales visitas a la casa de su madre como ella escribía y escribía.

La autora y Slagter explicaron cómo nació el vínculo con Caravana, las jornadas para avanzar con la edición, Stella subrayó la importancia de “esa identidad tresarroyense” y la atractiva “forma de diseñar”. Una conclusión resume sus sentimientos: “¡Qué bueno es trabajar con jóvenes! Recibí mucha comprensión, para mí fue hermoso”.

 ¿De qué manera se refleja una vida en un libro? “Te van viniendo cosas sin que vos las llames. Los recuerdos hacen piruetas en el cerebro”, observó.

Leyó un fragmento de “Conjeturas sobre la memoria de mi tribu”, del escritor chileno José Donoso (1924-1996). Maravilloso texto, que deja en claro por qué vale la pena el esfuerzo de dar testimonio de una vida, del camino recorrido por una persona.

Un aspecto interesante, entre otros, fue planteado por su hijo Diego cuando consideró como “un paso natural” que Stella -luego de escribir historias de lugares- haya en este caso decidido “contarse a sí misma”. Es que también en los pueblos y sitios, incluidos en textos anteriores, se percibe un afecto y menciona a personas, está la gente en sus crónicas. Quien no haya leído ningún libro de Stella, podría sin ningún inconveniente comenzar por el último “Crónicas de una vida desnovelada”, cuyo contenido es más personal, para luego ir hacia las obras restantes.

El diario estuvo presente en los recuerdos que compartió en la presentación. Es que en La Voz del Pueblo durante mucho tiempo se publicaron sus artículos y tuvo la sección denominada “La memoria”. Mencionó a dos enormes periodistas, como Angel Bernasconi y Enzo Roberto Petrini, quien narró mucho de nuestra historia en las “Crónicas de la patria chica”. Diego recordó a José Christian Andreasen, sus columnas semanales y la biblioteca que poseía con “más de 10.000 títulos”.

Stella estuvo acompañada por quienes se acercaron a escucharla y por algunos de sus 13 nietos, un regalo enorme de la vida, así como por su hijo Diego (sus otros dos hijos Luis Marcelo y Amparo Inés, no residen en la ciudad). Una frase expresa la manera en que se sitúa en el presente y el resultado de su mirada hacia atrás. Dijo “creo que me fue bien, estoy en paz”. 

Se trató de la oportunidad de celebrar por un nuevo trabajo de Stella, un aporte más en su valiosa tarea de documentar y escribir. En esta ocasión, con Editorial Caravana, que está transcurriendo sus cuatro años y crece con la idea de “florecer en comunidad”.