Fotos de Maximiliano Vega

La Ciudad

Reconocida por la Rueda Interna de Rotary Tres Arroyos

Ana Lía Sánchez: solidaria, mamá de Lucas y gran vecina

14|10|22 22:29 hs.

Este viernes por la mañana en un emotivo acto llevado a cabo en el Centro Cultural La Estación y en el marco de lo que será la celebración por el Día de la Madre, la Rueda Interna de Rotary Club Tres Arroyos hizo entrega de un reconocimiento a Ana Lía Sánchez -mamá de Lucas Stornini, joven locutor no vidente y reconocido en el ámbito local- por su destacada labor solidaria a lo largo de toda su vida. 


En primer lugar, la presidenta de la mencionada institución María Lujan Martínez agradeció la presencia del público y expresó que “nos reunimos aquí para brindar un merecido homenaje a Ana Lía Sánchez por sus acciones solidarias y por todo lo que ha hecho por su familia, en días previos a lo que será el Día de la Madre”. 

Luego, la colaboradora de la entidad Mabel Marconi, leyó una reseña de lo que fue el camino de la homenajeada y dijo que “para mí es un placer poder estar acompañando a la familia Stornini en este momento tan especial. Es muy importante el apoyo que ha dado a su hijo Lucas, conocido por todos nosotros. Esto también se enmarca por ser la madre de esta excelentes personas, quienes son queridos por toda la comunidad local”. 


Fotos de Maximiliano Vega


 Historia 
Ana Lía Sánchez nació en San Cayetano, el 21 de febrero de 1950. “Cursó estudios primarios y secundarios hasta tercer año en esa localidad, para luego ingresar al Colegio Inmaculada Concepción de Adolfo Gonzáles Chaves, lugar en el que egresó como maestra nacional. Comenzó su actividad como docente rural alternando con suplencias en San Cayetano. En 1972, contrajo matrimonio con Naldo Stornini, formando una hermosa familia con cuatro hijos. Continuó desempeñándose como maestra rural en la Escuela 11 de Ochandio. Fiel a su espíritu activo y solidario, se sumó a la Liga de Madres de Familia. En 1992, llegó al hogar su cuarto hijo –Lucas-, quien nació ciego. Allí inició la fortaleza que se requiere para la crianza de un hijo con discapacidad y dieron comienzo los viajes a Mar del Plata, donde Lucas recibía estimulación temprana”, agregó. 

 Ya instalados definitivamente en Tres Arroyos, “su hijo ingresó en la Escuela Especial 502. Ana Lía continuó su labor como docente en la Escuela 1, para jubilarse tiempo después con tareas pasivas en la Secretaría de Inspección. Cuando nace su segundo nieto –Guido- con la misma discapacidad, el doctor Ariel Pomponio fue quien detectó la enfermedad genética que los afecta, se trata del síndrome Norrie, algo que las mujeres transmiten a sus hijos varones. Ana Lía aprendió el sistema de escritura braille que le fue enseñado por su sobrina, quien a su vez lo aprendió en La Plata mientras estudiaba. Es para destacar el compromiso y acompañamiento de toda la familia para formar una red de contención y amor para la formación de toda persona. El sistema braille le permitió ayudar a Lucas en sus tareas escolares, ya que diariamente transcribía a tinta todo lo realizado en el aula, para que luego la docente pudiera corregir”, sostuvo. 


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En la etapa secundaria también supo grabar los apuntes en cassette y en CD. Años más tarde, sería convocada para presidir la Comisión de la Biblioteca Parlante Ilusiones. “Se dedica a ello de manera natural dando dedicación responsable y ayuda a los chicos ciegos, pero también poniéndose a disposición de todo aquel que quiera aprender a escribir en este sistema. La Biblioteca brinda cursos de braille abiertos a la comunidad y Ana Lía es la docente. Incansable buscadora de posibilidades, ingresó y forma parte del Consejo Municipal de Discapacidad, además de concurrir a los diferentes cursos, jornadas de capacitación y de intercambiar experiencias con otras madres”, indicó. 

Esa valentía que siempre tuvo fue acompañada por la educación que le dio a sus seres queridos. “Por todo esto y mucho más, es que la Rueda Interna de Rotary Club Tres Arroyos distingue a Ana Lía Sánchez”, expresó Marconi ante el fuerte y sostenido aplauso del público presente. 


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 “Una caricia al alma” 
Con una sonrisa sobre su rostro, Ana Lía Sánchez brindó palabras de agradecimiento por la distinción recibida al manifestar que “gracias de corazón a todos. Uno ha hecho todo esto en la vida con amor, eso es la clave. Me casé y se cumplieron 50 años que estoy con mi marido, tuve cuatro hijos. Una está en el cielo y me debe estar mirando desde una estrella (emoción); el domingo estaremos todos juntos porque somos una gran familia. Le agradezco a la institución por esta amabilidad, es una caricia al alma. No hay manera de ser perfecta, pero si mil maneras de ser una buena madre”. 

Acto seguido, leyó una carta titulada ´Un santo patrono perfecto´ que según indicó, “quedará para todas las madres. Es para tener en cuenta porque nadie está exento de una discapacidad. No me siento héroe, sigo ayudando con las mismas ganas de siempre”. 

“Hay mujeres que se convierten en madres por accidente, muchas por elección de amor, unas pocas por presiones sociales y una o dos, por hábito. Este año aproximadamente 100.000 mujeres van a ser madres de hijos discapacitados. ¿Alguna vez se les ocurrió pensar cómo son elegidas las madres de chicos discapacitados? De algún modo, yo visualizo a Dios revoloteando sobre la tierra, seleccionando sus instrumentos de propagación con cuidado. Mientras observa, va diciendo a sus ángeles que al no tener un gran libro, a María López le dio un hijo y que el santo patrono sea Matías”, subrayó Sánchez. 

 Y agregó que “le pasa un nombre a un ángel y sonríe: a ella, dale un hijo discapacitado. El ángel pregunta, ¿por qué a ella señor que es tan feliz? Exactamente, sonríe Dios. ¿Podría darle un hijo con problemas a una madre que no conociera la risa? Eso sería cruel, pero ¿tiene paciencia? Yo no quiero que tenga paciencia, dijo Dios. Se va a ahogar en un mar de desaliento y pena por sí misma. Una vez que el sentimiento de dolor se le haya pasado, será capaz de enfrentarlo. Ella tiene una fuerte personalidad, el chico que le voy a dar va a tener su propio mundo. La mamá va a tener que hacerlo vivirlo en él y eso no será fácil. Cuando le describa su hijo ciego un atardecer o un árbol, ella hará creaciones como pocos lo hacen”.

“Quien siembra cariño, cosecha gratitud. Quien siembra verdad, cosecha confianza y quien siembra amor, cosecha felicidad”, concluyó Ana Lía Sánchez.