Matías junto a Camila, minutos antes de haberse desatado el caos en cancha de Gimnasia

La Ciudad

El escalofriante relato de un tresarroyense

“Parecía una guerra”

09|10|22 09:33 hs.

Por Marcos Fersen


A las tristes imágenes que replicaron los canales de televisión, Matías López las experimentó en carne propia. El tresarroyense vivió de cerca lo que el pasado jueves sucedió en La Plata, durante el partido entre Gimnasia y Boca, en lo que fue una noche trágica, llena de locura y marcada por la represión policial hacia hinchas del Lobo. ¿El saldo más lamentable? El fallecimiento de César "Lolo" Regueiro. 

"Todo parecía una guerra". "La policía tiraba por tirar". "Pudo haber sido una tragedia mucho más grande". Esas fueron tres de las tantas frases del relato del tresarroyense, quien, en diálogo con este diario, describió la experiencia que vivió en el estadio del Lobo platense. 

Era la primera vez que iba a la cancha de Gimnasia. Todo era una fiesta hasta que la situación se desmadró. Así lo recordó y lo recordará por un largo tiempo. Afortunadamente, tanto él como Camila, con quien asistió al partido, salieron ilesos de la inesperada odisea. Solo algunas secuelas propias del gas lacrimógeno inhalado, las cuales desaparecieron con el correr de las horas.

Primera vez 
Matías vive en Claromecó y viajó a La Plata exclusivamente para ver el partido. Es simpatizante de Gimnasia y de Boca, ambos equipos en plena disputa por quedarse con la Liga Profesional. A pocas fechas para que finalice el certamen, el duelo entre el Lobo y el Xeneize era trascendental para el futuro cercano del torneo. Era una previa ideal para que la fiesta sea completa. “Todo empezó muy bien. La cancha estaba llena. Era mi primera experiencia en la cancha de Gimnasia. Estábamos en la platea. Todo iba bien hasta que empezó el quilombo en la puerta. Ya cuando arrancó el partido, abajo de la platea, adentro de la cancha, había gente discutiendo. Se percibía que algo raro pasaba. Se notaba un clima raro, como que algo no andaba bien”, recordó. 

Ni bien empezó el partido, el contexto del Gimnasia-Boca ganó en incertidumbre por lo que sucedía afuera del estadio, donde todo era violencia y caos. “Empezamos a ver una nube grande al lado de la platea. Alguien de la punta de esa platea gritó: "corran". Ahí nos dimos cuenta de que eran gases lacrimógenos. Nos empezó a picar la cara, los ojos… No veíamos nada. Era peligroso porque la gente, y nosotros, empezamos a andar entre las butacas, desesperados”, contó.

“Todos los que estábamos en la platea, nos metimos atrás, por los pasillos. Estábamos todos apretados, unos al lado del otro. Hubo gente que se metió en los baños. Todo era un caos. En un momento, nos preocupamos mucho porque no podíamos ver por el gas. Había mucho humo en el aire. Era impresionante. Cuando quisimos ir a la platea para tomar aire, fue peor. Habían -la policía- tirado más gases y todo empeoró. Por suerte, estuvimos bastante resguardados, pero nos preocupamos mucho porque no se sabía qué podía pasar”, agregó. 


Imágenes de una de las noches más tristes y oscuras del fútbol argentino (Alejandro Pagni - AFP)



(Alejandro Pagni - AFP)



(Alejandro Pagni - AFP)


Matías transformó en palabras lo que vivió cuando el gas lacrimógeno tirado desde afuera por la policía comenzó a meterse en el estadio. “En el momento, te empieza a picar todo. Los ojos, la cara. Fue tremendo. Salimos todos corriendo a resguardarnos. Íbamos para adelante, sin mirar, y agarrados uno del otro. Eso fue un peligro. Pudo haber sido una tragedia mucho más grande”, señaló el tresarroyense. 

Y agregó: “Desde que empezó a sentirse el gas hasta que pudimos salir, pasó una hora. Se escuchaban tiros de todos lados. Era un riesgo bajar y tratar de salir. Te podías ligar un balazo de rebote, algo que le pasó a mucha gente”. En su relató, se refirió al entorno que fue parte de una noche tan oscura como inolvidable. “Había muchas familias, nenes chiquitos, bebés y gente grande. Estaban las tres generaciones. De un espectáculo familiar se pasó a un caos. De un momento para el otro, se nos puso una nube de gas arriba nuestro”, detalló. 

Tirar por tirar 
El accionar policial que se vio en todos los canales de televisión, Matías lo vio en persona. Nadie se lo contó. “Donde estábamos nosotros, veíamos lo que pasaba en la entrada. La policía avanzaba y disparaba contra la gente, desde lejos. Tiraban de todos lados. Una vez que la policía llegó a la puerta, donde estaba todo el problema, a la gente la agarraron por atrás. No paramos de escuchar tiros y tiros”, expresó. 

“Era impresionante ver cómo la policía disparaba. Era un tiro atrás del otro. La policía tiraba para adelante, avanzaba en fila. Tremendo. Era tirar por tirar. A la gente la tenían rodeada y le disparaban de todos lados” aseguró. 

En una escalofriante descripción de lo vivido, Matías dijo: “Parecía una guerra. Es como que de un momento de sol, pasó a llover, de la nada. Así pasó en la cancha. Todo el mundo de fiesta y de repente… gritos, desesperación e insultos. Un caos. La gente la pasó muy mal. Había muchos nenes que también lo pasaron muy mal”, dijo en una escalofriante descripción de lo vivido. 

Y agregó: “Desde que empezó a sentirse el gas hasta que pudimos salir, pasó una hora. Se escuchaban tiros de todos lados. Era un riesgo bajar y tratar de salir. Te podías ligar un balazo de rebote, algo que le pasó a mucha gente. Era impresionante ver cómo la policía disparaba. Era un tiro atrás del otro. La policía tiraba para adelante, avanzaba en fila. Tremendo. Era tirar por tirar. A la gente la tenían rodeada y le disparaban de todos lados”. 

Matías, en su relato, trazó un paralelismo con un hecho que sucedió en diciembre de 2004, en un boliche de Once, donde se dio una de las mayores tragedias de la historia del país. “Pasadas las horas, se me vino a la mente lo que pasó en Cromañón. Una cosa horrible. Era todo desesperación. Una situación que no se podía controlar”, afirmó. 

A Matías y Camila, los efectos de una noche oscura les duró algunas horas. Fueron alcanzados por la dispersión del gas lacrimógeno, aunque las consecuencias, afortunadamente, fueron menores para ellos. Sin embargo, lo vivido el pasado jueves en el Bosque lo recordarán siempre. Asistieron a la cancha para disfrutar de una fiesta y terminaron siendo parte de una de las noches más oscuras del fútbol argentino.