03|03|22 12:13 hs.
Cuatro bomberos voluntarios de Adolfo Gonzales Chaves concurrieron recientemente a integrarse a los demás grupos de servidores públicos para combatir el fuego desatado en Corrientes, donde aún quedan algunos focos activos, y al regresar fueron recibidos calurosamente por la comunidad.
En ese contexto La Voz del Pueblo pudo hablar con ellos.
El jefe del cuerpo activo, Carlos Caprile, contó cómo surgió la posibilidad de prestar ayuda en el siniestro. “Nació del ministerio de Seguridad hacia la Federación Bonaerense, desde ahí se convocó a las unidades operativas. Así fue que concurrimos con la unidad número nueve compuesta de un equipo forestal y cuatro efectivos”.
Los chavenses que se sumaron al combate de las llamas fueron, además, el segundo jefe, Horacio Rubino; la cabo María Celeste Torno y el bombero Juan María Aldasoro. “En menos de 24 horas preparamos los materiales, avisamos a nuestras casas, y respectivos trabajos, y nos presentamos en Zárate”, comentó.
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“En más de una oportunidad tuvimos que unirnos, levantar el material y salir corriendo porque el fuego nos iba a pasar por encima”, dijo Carlos Caprile
Allí se produjo una reunión general de la que participó el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni. Posteriormente los servidores públicos chavenses partieron hacia Monte Caseros para agruparse con otros bomberos y recibir el destino.
“Parecía una película”
Se les ordenó ir a la ciudad de Alvear, en Corrientes. Una vez arribados comenzaron a trabajar rápidamente. “Hubo un día muy difícil, actuamos en tres estancias -a cuarenta kilómetros de Alvear- ahí realmente se vivió en carne propia lo que después se veía en los videos. Si bien uno no llegaba a tomar dimensión de lo que sucedía, en más de una oportunidad tuvimos que unirnos, levantar el material y salir corriendo porque el fuego nos iba a pasar por encima. Son momentos en los que hay que tener la cabeza fría y pensar. Fue un momento histórico para nosotros, ya que nunca habíamos vivido algo de semejante magnitud”, confesó el jefe bomberil.
Antes de la experiencia en Corrientes, Horacio Rubino, recordó que ya había sumado horas combatiendo a las llamas en los incendios de la Estación Forestal de Claromecó, y del Delta.
Dijo que en lo personal esos siniestros “fueron de menor magnitud, acá fueron varios días de mucho fuego. El viernes -cuando llegamos a la noche- estábamos en una loma en un campo, y todo alrededor nuestro, hasta donde nos daba la vista, era todo fuego. Parecía una película, incluso había partes en las que era muy difícil transitar con vehículos”, describió.
Sostuvo que “prácticamente el noventa por ciento del trabajo se hizo caminando, con elementos de zapa como el hacha, bombas de espalda o mochilas forestales; y donde nos permitía usábamos agua, que era lo mejor que podía pasar”.
Rubino aseguró que “fueron días muy difíciles, de mucha exigencia física; la temperatura -no en el incendio- sino en lo natural rondaba siempre los cuarenta grados. Fue un experiencia buena desde lo profesional, pero muy lamentable lo que se vio, era todo un paisaje desolado, se quemaron muchas hectáreas y se veía como no quedaban alambrados, tranqueras, palos de líneas eléctricas, es decir que no quedó nada”, precisó.
Sin tiempo para temer
“Te puedo decir que ante la situación que vivíamos no nos dejaba pensar si podíamos tener miedo, o no. Era todo muy dinámico y había que estar con todos los sentidos puestos en el trabajo y no había margen de error; y cuando veíamos que realmente no podíamos hacer frente al avance del fuego se debía replegar y salir”, detalló el bombero chavense.
Respecto al compañerismo con los demás grupos de bomberos explicó que la camaradería como el trato recibido de parte de los correntinos “fue todo excelente”. A lo largo de diez jornadas pudieron convivir con personas que no conocían; “todos nos dábamos una mano con lo que necesitábamos, la gente del lugar te ofrecía lavar la ropa, nos ofrecían comida”, contó.
Cayendo todavía
Por su parte María Celeste Torno comentó que la de Corrientes resultó ser su primera experiencia. “Todavía estoy procesando todo lo vivido, se trabajó muy bien -en equipo- y no tengo palabras de agradecimiento hacia la gente de Corrientes que nos atendió muy bien; también había otras mujeres, si bien no trabaje con ellas, compartimos desayunos o almuerzos”, contó a este diario.
Destacó también el recibimiento que tuvieron cuando llegaron a Monte Caseros, por parte de la gente. “Y fue muy emocionante cuando regresamos de Alvear, tuvimos agradecimiento con gente en la calle en Santo Tomé. También fue muy emotivo lo que recibimos en nuestra ciudad al regreso y los mensajes que nos enviaban mientras estábamos allá”, apuntó María Celeste.
Días después de haber participado de tan exigente experiencia, Rubino piensa que “toda ayuda que venga en este tipo de siniestros es necesaria, es como que siempre falta; pero creo que cada uno de todos los grupos de bomberos que fueron pusieron su granito de arena y el fuego se pudo apagar. Quizás, con más tiempo, si hubieran ido más aviones sería mejor porque el fuego ya hacía tiempo que estaba según nos contaban los vecinos. Muchos de ellos estaban muy tristes porque habían perdido todo”, explicó.
Los tres bomberos chavenses al final de la nota con el diario tuvieron expresiones de agradecimiento para sus familias, la comunidad y sus compañeros que de una u otra manera los contuvo, por ejemplo, con mensajes.