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Juan Ignacio Domínguez
tiene 39 años, nació el 30 de
junio de 1982 en La Plata y
está radicado allí desde hace mucho
tiempo. Vivió en Tres Arroyos
y a los 6 años de edad, se fue vivir
a Cascallares hasta que se fue a
estudiar a la ciudad de las diagonales.
Se recibió de licenciado en
comunicación audiovisual, la vieja
carrera de cine, y es feliz con el
camino que eligió para su vida.
Su madre es de Cascallares y él
estuvo ahí hasta que cumplió 18.
Nunca olvidó sus raíces y sus recuerdos
por el pueblo, aún siguen
latentes. En diálogo con La Voz
del Pueblo, indicó que “tengo los
mejores recuerdos de mi infancia
y eso a uno lo marca. En mi formación,
siempre estuvo presente
Cascallares. Desde la escuela, el
entorno y los lugares transitados.
Mi alineación como persona es
muy relacionada a la vida social
de los clubes, valores y enseñanzas
que a mí me sirvieron para formarme.
Eso, lo utilicé como sentido de
pertenencia”.
Su amor incondicional por el
pueblo que lo vio crecer jamás lo
dejó de lado, y eso, lo tiene sumamente
presente. “Estoy seguro
que volveré a Cascallares a filmar.
El recuerdo de la niñez, las imágenes
en el inconsciente, con las
que intentamos retratar siempre
en nuestra vida, son las que le dan
sentido al arte, y sé que ahí, en las
calles de tierra, en una cancha de
fútbol o junto al río, siempre habrá
una historia para contar”, agregó.
El año pasado presentó su segundo
largometraje “Dosmil”. Lo
estrenó en pandemia de manera
digital en el FESAALP (Festival de
Cine Latinomericano de La Plata),
y este año, en cine. El estreno en
sala lo hizo dos veces y también
existe la posibilidad de presentarla
en 2022, de manera tal que las
expectativas son altas y no es para
menos.
El film es una ficción y trata
sobre una pareja de post adolescentes
que se separa. “La idea,
un poco, era ver desde distintos
puntos de vistas cómo transitan
ese día y ese momento ambas
personas. También fue mi tesis de
la facultad, ya que tiene su parte
narrativa, donde la cámara tiene
bastante protagonismo dentro de
la historia”, explicó Domínguez.
Actualmente se desempeña
como camarógrafo en un móvil
de televisión que hace partidos
de fútbol. Se trata de un móvil de
Buenos Aires que realiza partidos
de primera y de segunda, con
transmisiones oficiales. En relación
a esto, aclaró que “yo opero una
de las tantas cámaras que retratan
un partido de fútbol. Nuestra labor
sale en diferentes canales como
TNT Sports, Fox Sports, y a veces,
hacemos coberturas directamente
para TyC Sports. Recuerdo que
fuimos a la última Copa América
e hicimos todo el recorrido de la
selección nacional. Algo inolvidable
para mí”.
Un antes y un después
Desde que inició su recorrido
como profesional, supo orientar
sus trabajos en búsquedas artísticas
y ha trabajado de manera
constante, lo cual refleja los grandes
logros y resultados obtenidos.
Su primer largometraje fue el
documental “Montando al Zorro”,
el caballo emblemático de
Cascallares. La película se estrenó
el sábado 31 de julio de 2010 en el
Museo Mulazzi a sala llena. Además,
fue presentada en el Solar del
Tortoni de nuestra ciudad y en el
club Cascallares. Como si esto fuera
poco, se visualizó alguna vez, en el
festival de Jesús María de Córdoba
y dejó al público fascinado. Las
historias y andanzas de su infancia,
supieron trascender todo tipo de
barreras.
“Recorrimos muchos lugares del
país con ese trabajo en particular.
Una vez que lo terminamos, lo
fuimos presentando en varios
lados. Fue una gran alegría para
mí. Son obras pensadas para una
sala de cine. Con esa película, fue
enorme la expectativa porque le
dimos toda la vuelta a un proceso
que duró alrededor de siete años.
Desde que empezamos a hacerla,
hasta exhibirla en todos lados”,
relató Juan Ignacio Domínguez.
Con más de 70.000 visitas en
YouTube, el film sigue estando
firme allí y cada vez se reproduce
más y más. “Quedó un legado, una
mirada especial sobre el caballo
que, en algún punto, tiene la firma
mía. Eso quedó para siempre
con la figura del protagonista.
Participar en esa leyenda del
pueblo de uno, no tiene precio.
Haber aportado en esa obra fue lo
máximo sin lugar a dudas”, valoró
con emoción.
En la figura del caballo utilizó
mucho del río como simbolismo
de transformación y ese tipo de
bellezas naturales que están ahí,
en un lugar que se usan poco.
“Poder resignificar esos lugares a
través del arte es importante. Uno
lo puede volver a revalorar y eso
se magnifica. Es fundamental eso
también, encontrar y ver cosas que
a veces pasan por alto, poder darle
un sentido nuevo. Estoy súper
conforme con el camino que elegí
para mi vida”, reflexionó.
Crecimiento
Ya con la formación académica
incorporada a sus saberes, volver
al pueblo con esa mirada educada
desde lo visual, le significó poder
volver a remirar sus orígenes. En
este sentido, Domínguez hizo
referencia a que “eso me dio una
posibilidad de volver a encontrarme
con mi lugar de forma distinta.
Mirarlo desde otro lado y otro
aspecto. Caes en todo lo maravilloso
que tiene ese mundo cuando
podes observarlo desde una visión
artística. Me gusta mucho filmar
en el río Quequén, es uno de los lugares
más lindos del país. Son sitios
que reúnen muchas características
de la esencia, de lo que para mí, es
el arte en general”.
En diciembre del 2020 recibió
un premio en el Festival de Cine
Latinoamericano de La Plata, como
primera mención especial en la
competencia de largometrajes
de Argentina. “Hemos recibido
bastante premios por los trabajos
que hacemos. Siempre pensamos
en una sala con un espectador
real, porque es un grupo de gente
que está mirando y es ahí donde
aparece el valor real en esa comunión
que se da entre la película,
la gente y el momento en el que
se está proyectando. Es allí cuando
verdaderamente toma valor y
relevancia el trabajo”.
Futuro
Por último, rescató la idea de
que constantemente están filmando
y haciendo lo que más le gusta
en este mundo. “En pandemia,
filmamos otra película que espero
poder estrenar más adelante.
Todo el tiempo apuntamos a esa
dinámica, probando, investigando
y haciendo cosas nuevas. La pandemia
nos frenó un poco y pusimos
en duda varias cosas, pero siempre
sale el sol. Estamos en carrera
de vuelta, entusiasmados y con
ganas de seguir para adelante.
Siempre que voy a Tres Arroyos,
o Cascallares, ando con la cámara
cerca porque es como una forma
de transitar también esos lugares
que tan lindos recuerdos guardan
en mí”, concluyó Juan Ignacio
Domínguez.