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Tener la capacidad para superar circunstancias traumáticas, querer salir adelante y luchar contra los obstáculos que pone la vida no es tarea fácil y requiere de gran voluntad. Para Daniela Hernández la necesidad de ayudar al otro y la contención de su entorno siempre fueron motores que la motivaron a encarar más proyectos y poder atravesar los momentos difíciles.
Nacida en Tres Arroyos, en un contexto en el que tuvo que mudarse de hogar repetidas veces, desde pequeña trató de no quedarse en el “por qué a mí”, lo que la marcó por el resto de su vida a seguir soñando por un futuro mejor.
El primer objetivo que le dio sentido a su vida fue el de formar una familia. Así, “Dios me dio la posibilidad. Me enamoré muy chiquita, a los 14 años, del que hoy sigue siendo mi marido. A los 17 años fuimos papás de Emiliano, a los 19 teníamos a Josefina y a los 30 lo tuvimos a Juan Segundo. Formamos una familia que era lo que queríamos los dos, contra viento y marea. No nos fue fácil pero teníamos el objetivo y los dos luchamos por eso y para defender a nuestros hijos”, contó en una entrevista con La Voz del Pueblo.
Los hijos crecieron y desplegaron sus alas en busca de sus propios sueños y Daniela tuvo que replantearse muchas cuestiones de su vida. “No me agarró el síndrome del nido vacío, pero me di cuenta que no la estaba pasando bien porque yo siempre tuve una necesidad de dar y no sabía dónde volcarlo”.
Volverse a levantar
Después de estar casi veinte años totalmente dedicada a su familia, Daniela también abrió vuelo luego de una gran depresión y comenzó a estudiar junto a médicos y excelentes profesionales para convertirse en esteticista. “Mi mamá me había anotado en la carrera de maquillaje pero a mi la verdad no me gustaba. Me interesaba más lo que es la estética desde la salud, trabajando con médicos, pero eso me permitió empezar a ganar dinero para pagarme otros estudios. Hice cosmetología, esteticista, un posgrado de drenaje linfático manual y mucho más”.
“Yo tengo que estar haciendo algo por alguien. Necesito que me necesiten. Haciendo lo que podía, como masajes sobre una cama porque no tenía camilla, ganaba dinero para poder seguir estudiando. Siempre me gustó trabajar con médicos y fui aprendiendo a la par de ellos. Después empecé a trabajar con ellos”, recordó la esteticista.
Se desempeñó profesionalmente con diferentes médicos y “fue una experiencia muy rica porque fui asistente de quirófano entonces me vi todas las operaciones desde adentro, me quedaba cuidando a los pacientes en los post operatorios. Trabajé en Bahía Blanca, Punta Alta, Dorrego, Chaves, siempre en equipo con mucha gente que me ayudó”.
Sin embargo, su vida estuvo acompañada de una salud bastante frágil y sufrió una mala praxis en las mamas que le impidió hacer varios de los tratamientos que había aprendido. “Muchas veces caí y todas me volví a levantar”, resaltó.
Reinventarse
Las dificultades no impidieron que Daniela siga con su tarea, que siempre fue ser útil para el otro. Así, siguió estudiando e innovándose con las nuevas tecnologías para su consultorio, El Este.
“Trato de estar informada para que a nadie le pase lo que me pasó a mí, así que si me preguntan lo que sea sobre las nuevas tecnologías, tanto en cirugía plástica, en medicina como en aplicaciones de productos, intento ayudar”, sostuvo.
Daniela siempre está buscando nuevos proyectos para concretar porque siente que “no puedo vivir sin tener algo por hacer, pero nunca sola, tengo que estar acompañada por alguien para retroalimentarnos”.
En ese sentido, manifestó que “si bien he tenido muchísimos tropiezos y fue difícil porque no había dinero, se puede. Con hijos, con 37 años de matrimonio, uno puede reinventarse. Nunca es tarde. Agradezco todo el apoyo que tuve de mi familia porque sin ellos no hubiera podido. En su momento mi proyecto fue mi familia y yo pensé que había nacido solamente para eso y con el tiempo me di cuenta que lo que necesitaba era hacer cosas por los demás”.
Y agregó: “El otro siempre me motivó a salir adelante, el poder darle algo más a la gente. Para mí que el otro me necesite y poder ser útil para la sociedad me ayudó a ser resiliente”.

El consultorio de El Este, ubicado en Lucio V. López 826
Consultorio
Daniela actualmente se encuentra celebrando 25 años en la estética. En su consultorio ubicado en Lucio V. López 826, realiza diferentes tratamientos con láser, como depilación definitiva, foto rejuvenecimiento facial, aclarar manchas, combatir la foliculitis, y más.
También trabaja con velaslim, una máquina que permite hacer cuatro tratamientos en uno, combatiendo la celulitis, la flacidez, la adiposidad localizada y haciendo drenaje linfático.
En El Este se trabaja mensualmente. También tiene sede en La Plata y pronto habrá una en Tandil.
Además, “este año por la pandemia no lo hice, pero siempre está la necesidad de que vuelvan los médicos para hacer todo lo que sea inyectar. Eso es un proyecto que está para el año que viene”, destacó.
“Mientras el cuerpo y la vida me lo permitan, las ganas de pensar y concretar más proyectos están. También de aportarle algo a las personas y a la ciudad”.
El Este tiene sus vías de contacto en su cuenta de Instagram @elestedepilaciondefinitiva, donde además publican las promociones disponibles.