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El día en el que Aramberri y Balbuena desactivaron un saqueo en la Obrera

Ya con la renuncia consumada de Fernando De la Rúa como presidente de la Nación, la crisis política en el país era inevitable desde donde se lo mire, un contexto que, lógicamente, pegó de lleno en lo económico y, por ende, en lo social. Previo a la salida de mandatario nacional, en Buenos Aires se produjeron saqueos a supermercados y comercios, hechos que fueron transmitidos por todos los canales de noticias y replicados por todos los medios de comunicación.

A nuestra ciudad, todo lo que sucedía en el principal centro urbano del país llegó y había cierta intuición de que los saqueos vistos podían tener una réplica en Tres Arroyos. «Se rumoreaba que podía darse algún inconveniente en los supermercados. Entonces, tuvimos una reunión con los supermercadistas en la Municipalidad. Hablamos para ver cómo se iba a encarar la eventual situación y qué tipo de colaboración podría haber de parte de ellos», indicó Federico Balbuena, quien en aquellos días de diciembre de 2001, previo a la Navidad, ocupaba el cargo de secretario de Hacienda, bajo la intendencia de Carlos Aprile. 
Veinte años después, y acompañado de Luis Aramberri, repasó lo que se dio en la Plaza San Martín, frente a la Cooperativa Obrera, donde un grupo de unas 300 personas pidió por productos navideños. La situación tuvo momentos de tensión. Todo, desde el inicio y hasta el final, duró unas seis o siete horas. En el medio, un sinfín de conversaciones entre Aramberri, Balbuena y el encargado de la sucursal de la calle Colón para desactivar una bomba de tiempo. «Esto surgió al mediodía. Cuando tomo conocimiento de lo que pasaba, lo llamo a Pancho Aramberri -padre de Luis, y quien en ese momento era secretario de Acción Social-, pero no me contestó. Entonces lo llamo a Luis para que venga a darme una mano», recuerda Balbuena.

«El charlaba con la gente y yo buscaba resolver. No queremos alverjas, queremos garrapiñadas, era la frase que se repetía», memoriza Balbuena

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Luis Aramberri, quien para esa fecha ya había dejado la función pública en la Municipalidad, cuenta que «siempre tuve buena onda con la gente y conocía a muchos de las personas que estuvieron ahí». 
«El charlaba con la gente y yo buscaba resolver. No queremos alverjas, queremos garrapiñadas, era la frase que se repetía», memoriza Balbuena, en lo que fue parte del relato de lo que pasó en aquella calurosa jornada de diciembre. «En un momento se puso tenso el tema», agrega Aramberri.

«Si la situación se desbordaba un centímetro, nadie sabía en lo que podía terminar”, recuerda Aramberri

Sin haberlo dicho abiertamente, los dos dejaron en claro desde dónde se motorizó el reclamo. Si bien hicieron mención a que la manifestación se promovió desde un sector de la prensa local, dejaron entrever que desde la oposición se incentivó para que la protesta se materialice. «Empezaron yendo unos pocos y terminaron siendo como 300 personas», expresa Balbuena. 
«La gente pedía asistencia para las Fiestas. Al principio, desde la Cooperativa Obrera no querían dar mucho. Si la situación se desbordaba un centímetro, nadie sabía en lo que podía terminar. Pudimos resolver el problema cuando a esas personas la llevamos a un depósito que la Municipalidad tenía en calle Castelli. Ahí se prepararon las bolsas y se repartieron», agrega Aramberri. 
«A la mayoría de esas personas se las asistía, pero, al mismo tiempo, necesitaban más. Esa era la realidad. Al origen de esa manifestación nunca lo vamos a saber», dice Luis, sobre el cierre, y dejando puntos suspensivos en el aire.
  
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