12|12|21 09:07 hs.
Por Valentina Pereyra
Un mensaje de Paula Inés alertó sobre una situación que necesitaba resolución inmediata. Dante Guaytifil, un alumno de la Escuela de Educación Secundaria N°3, tenía muchas dificultades para completar sus tareas.
Un viernes lluvioso, muy temprano, el joven llegó a hacer sus deberes a El Parquecito para usar una computadora que le facilitó Paula.
Dante no tenía ni celular, ni computadora, por eso recurría a la institución del Barrio Ruta 3 Sur para completar los trabajos áulicos.
Las clases eran virtuales y la necesidad de contar con los recursos para poder estudiar, acuciante.
Paula tuvo la inquietud y el impulso irrefrenable de que se conociera la historia del chico que a pesar de las dificultades quería estudiar “Hola, estoy con Dante en El Parquecito que se le ha complicado para entregar unos trabajos porque no tiene las herramientas”.
Inmediatamente después envió una foto en la que aparecía Dante concentrado en las fotocopias que Paula había impreso para él.
Esa preocupación se transformó en acción y la maquinaria del amor se puso en marcha.
Apareció el club Boca, la familia de Valentina Menna y su esposo Martín Urrutia, el grupo Huellas al Futuro que proveyó del servicio de internet para que Dante pudiera estudiar en su casa.
Entre todos y con el aporte inestimable de La Voz del Pueblo que puso la web y el papel del diario a disposición de la cruzada solidaria.
Hay frases trilladas, como esa que dice que “huelgan las palabras...” Sin embargo no se me ocurre otra cosa, porque lo que pasó después de la primera publicación en el diario fue tremendo.
Mensajes que se multiplicaban, palabras afectuosas y aportes económicos anónimos, pequeños, enormes, sinceros.
Dante necesitaba una computadora. Su abuela Claudia Hossenlopp contó que el joven utilizaba su celular para hacer las tareas, pero no siempre tenían datos para poder abrir los textos que sus docentes subían a las plataformas de trabajo.
Y para seguir con los dichos, nunca mejor usada la frase: “Hagamos una vaquita”. Y así fue. En dos días el dinero necesario para comprar la computadora estaba en la cuenta bancaria que se dispuso a tal fin.
“Tres Arroyos siempre tan solidario. ¡Gracias a Dios!”, escribió Paula y agregó: “Es increíble sentir la energía de la gente queriendo ayudar. Es una señal que la humanidad se puede salvar. Todos somos un puentecito para los demás. ¡Qué lindo poder ayudar a Dante!”
Así empezó
Dante Guaytifil va a 5to año de la Escuela Secundaria N° 3 de Tres Arroyos. Tiene 16 años y es un estudiante destacado. Durante las clases virtuales asistió a El Parquecito para hacer su actividad escolar debido a que en su casa no tenía las herramientas necesarias para realizar los trabajos.

Disfruta de la computadora e Internet, ya no tuvo que regresar a El Parquecito para realizar actividades escolares
Vive con su abuela en el Barrio Ruta 3 Sur que nunca le soltó la mano. Al contrario, se ocupó y preocupó para que Dante tuviera su tarea hecha a pesar de las dificultades. Los obstáculos fueron muchos: La falta de conectividad, la falta de computadora, de celular -usaba el de su abuela-, de medios para imprimir el material necesario para entregar en tiempo y forma sus tareas.
La solidaridad
En doce horas un grupo de familias que se interesó por la problemática de Dante había juntado 46 mil pesos para comprar una computadora nueva.
El pedido de ayuda se realizó a través de mensajes de Whatsapp y, especialmente de la publicación que hizo La Voz del Pueblo en su página web y en la edición papel.
Gente de distintos lugares de la ciudad y del país se comunicó para donar dinero en efectivo y también computadoras usadas que podían servir para que los chicos estudien en El Parquecito.
Otro grupo reunió su donación a través del Club Boca en el que Dante juega como delantero y su presidente Edgardo Rodríguez se acercó a la casa del estudiante para acompañar el momento de la entrega de la computadora.
Valentina y Leticia Menna se ocuparon de conseguir donaciones, su papá Luis Menna reunió aportes de su grupo de amigos y Martin Urrutia ayudó en la logística, además de enseñarle a Dante el funcionamiento de la computadora nueva.
Hubo otras personas que mantienen su anonimato pero que rápidamente transfirieron dinero a las cuentas propuestas para donar hasta que se logró el objetivo.
Dante rindió Psicología y Comunicación con notas sobresalientes y pudo estudiar por estas cosas maravillosas de la vida de los tresarroyenses que le compraron su computadora. La conexión a Internet se logró por el cariñoso aporte la ONG Huellas al Futuro.
Tiene su computadora porque se lo merece y porque buenas voluntades se unieron para un bien superior.
Así terminó
Dante aprobó todas sus materias.
Todos los días llegó a las 12.25 y se fue a las 17.50 dispuesto a hacer las tareas y entregar los trabajos prácticos, que ahora, sí, tiene con qué y cómo hacerlos. “Nos entregaron los informes y estuvo muy bien”, dice Claudia.

En todas las materias, la calificación es “Trayectoria Educativa Avanzada”
En todas obtuvo la calificación de “Trayectoria Educativa Avanzada”. También tuvo una experiencia que le gustó mucho. Grabaron en la Indie Rock spots publicitarios. Fueron a la radio con la profesora de Observación de Medios, Paola Moyano, quien les enseñó las técnicas para hacer las publicidades en el marco de un trabajo sobre consumos problemáticos. Luego, editaron el material en la escuela. “Está piola la radio”, dice Dante.
La abuela está orgullosa y Dante con sencillez y humildad sonría cuando lo felicitan.
El jugador de Boca Juniors cuenta que la computadora que recibió de regalo la dejó siempre en su casa, que ya no tuvo que volver a El Parquecito porque resolvió distintas tareas con la ayuda de las páginas que brindan información.
Además pudo hacer trabajos escolares en el hogar y hasta terminar una propuesta grupal.
Dante disfruta de la computadora y de Internet. Le gusta mirar películas, como la que tuvo que poner en pausa para conversar sobre su historia. Estaba mirando: “El 10 de la calle”, una de fútbol.
“Abu, cuando esté la comida, ¿me avisás?, le dice Dante a Claudia ensimismado con la historia futbolera que proyecta la pantalla de su computadora.
Las clases terminaron para Dante, tiene las once materias aprobadas y el tiempo libre para entrenar en el club y para jugar a la pelota con los pibes del barrio.
“Con la computadora puedo hacer los deberes, puedo hacer las tareas solo”, dice Dante.
Sostiene la idea que tenía cuando lo conocimos: Quiere ser profesor de Educación Física. Le gusta ir a Boca y jugar con sus compañeros al fútbol coordinados por el profesor Emiliano Giuliani.
“En Boca nos han ayudado un montón, desde que Dante tenía seis años, desde que Miguel Lemos lo vio en la Escuela 26 y lo invitó a participar. Siempre lo ayudaron, con los viajes, con lo que han necesitado. Participó de los torneos locales, aunque tuvo que parar dos meses por una lesión”. Luego de la rehabilitación, tras un esguince, Dante volvió al predio de la avenida Caseros.
“Cuando tenía siete años se sabía todos los partidos y las formaciones de los equipos, también los de afuera, sabía mucho de fútbol”, recuerda Claudia que confiesa no saber cómo manejarse en las entrevistas periodísticas. Sin embargo, pide un espacio para agradecer: “A todos, estoy muy agradecida con el grupo de la escuela de fútbol, con la Asociación Huellas al Futuro, con el preceptor y docentes de la escuela, con la gente que se acercó para ayudar a Dante a través de las donaciones, a todos de corazón, inmensas gracias”.
Tal vez haya palabras que definan acciones, otras más abstractas, pero no menos potentes, sin embargo no encuentro una para este momento en el que basta sólo sentir para poder decir.
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El mejor aporte
para los estudios
Dante con la computadora nueva, en mayo pasado
Epígrafe
El 26 de mayo de este año, Dante recibió la computadora que necesitaba para llevar a cabo sin inconvenientes los estudios secundarios. Fue la manera en que resolvió limitaciones que afectaban su desempeño escolar, que le hacían todo más difícil.

Dante con la computadora nueva, en mayo pasado
Por entonces, su abuela dijo “yo siempre voy a estar atrás de él para que rinda las materias, estudie y cumpla con sus deberes”. Así sucedió.
La campaña solidaria se inició un día en que Dante llegó a El Parquecito, debajo de la lluvia, preocupado por las materias que tenía que rendir como equivalencias porque se había de cambiado a la modalidad de Psicología y Comunicación.
No contaba con los elementos ni las herramientas para entregar trabajos adeudados, un problema que dominaba sus pensamientos.
En pocos días accedió a lo que merecía. Fue posible por la reacción inmediata de vecinos que entendieron su situación y se mostraron dispuestos a colaborar.
Se trató de un cambio en su vida. La manera de que tenga mayor tranquilidad y logre desarrollar sus capacidades con menos preocupaciones.
Como se puede apreciar, los resultados han sido muy positivos. Dante está muy contento y hay gratitud en el hogar donde vive, porque una mano extendida llegó cuando hacía falta.
En realidad, fueron muchas manos unidas que dijeron presente, como muchas veces -afortunadamente- sucede en la comunidad tresarroyense.