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Ariel Graglia es uno de los “hermanos” de Luis. Al igual que él, pasó toda su infancia en el Hogar de Niños. Llegó cuando tenía cinco años, tras el fallecimiento de su mamá. Cuando ingresó, Luis ya llevaba varios años viviendo ahí.
“Es el hermano que no tuve” comienza diciendo, y agrega que “pasaron casi cincuenta años y ese respeto que me generó cuando yo era un nene está intacto, porque nos seguimos viendo muy seguido. Me pasa a mí y nos pasa a toda una generación de chicos del Hogar. Luis fue el hermano y el padre que no tuvimos”.
Agrega que “en todo momento fue el más grande, no sé si por edad, pero siempre fue el que nos cuidó. Y te digo siempre porque nos sigue cuidando. Él sabe todo de cada uno de nosotros”.
Como ejemplo, Ariel cuenta que a los 14 años lo mandaron a estudiar en un Instituto en La Plata. Unos años después, cuando tenía 18, decidió volver a lo que consideraba su casa y tocó la puerta del Hogar. “Acá no podés vivir más”, fue la respuesta. Sin trabajo, sin casa y sin dinero, una vez más apareció Luis. “Me llevó a vivir a su casa con su familia. Fueron varios meses hasta que conseguí un trabajo y me pude ir a mi lugar. Eso es Luis para nosotros. Familia”.

Ariel y dos de los ex pupilos en el frente de la casa de Luis, en uno de los encuentros
Ariel está seguro de que el legado de Luis es tan grande que lo hace responsable de que toda una generación de chicos haya salido adelante. “Hoy, todos los que están en Tres Arroyos tienen trabajo. Algunos estudiaron y son profesionales. Y no tengo dudas de que lo lograron siguiendo su ejemplo, sus consejos, porque para nosotros la aprobación de Luis es lo que para cualquier otra persona puede ser la de su padre. Cuando nos pasaba algo bueno le contábamos a Luis, y si se trataba de algo malo era el primero en enterarse”.
Subraya que “el flaco Luis es sagrado, es nuestra bandera, es todo lo que está bien. Por ahí nosotros no se lo expresamos, pero es lo mejor que nos pudo haber pasado a cada uno de los que pasamos por el Hogar. Fue y es el ejemplo a seguir”.
Ariel valora que tuvo una infancia feliz en el Hogar, que nunca les faltó nada. Y aquí, deja un agradecimiento para la comunidad tresarroyense por el infaltable aporte que históricamente se hizo para los chicos. “Hoy, que trabajo en la Secretaría de Seguridad, siento que estoy protegiendo a las personas que me protegieron a mi cuando era un nene. Voy a estar eternamente agradecido a la gente de Tres Arroyos, porque cada vez que teníamos que salir a recaudar fondos, volvíamos con más de lo que habíamos salido a buscar”.