Julio Rodríguez le otorgó relevancia al apoyo de su familia, compañeros de trabajo y responsables de

La Ciudad

Julio Rodríguez, 36 años de empleado en un estudio

“Sin trabajo y esfuerzo no hay nada”

26|09|21 10:42 hs.

Julio Rodríguez nació en Tres Arroyos. Es empleado del estudio contable de César Goizueta hace muchos años y ante la celebración de este día tan especial, fue entrevistado por La Voz del Pueblo para repasar un su historia y su trayectoria. 


En diálogo con este diario, dijo que “hace 36 años que estoy en el estudio. Toda una vida. Anteriormente, trabajé en Rentas en lo que hoy es ARBA. Arranqué con 21 años, y a los 25, me vine a trabajar con César, que en ese momento estaba solo. Desde 1984 que me desempeño en esta tarea. Es mucho tiempo y estoy agradecido por el lugar que me han dado”. 

Sus estudios estuvieron vinculados a la formación como Perito Mercantil. En aquel entonces, su padre lo mandó al Colegio Nacional. “Terminé de Perito Mercantil, que está relacionado con la contaduría. Al poco tiempo, conseguí trabajo en Rentas y a raíz de las relaciones de allí, Goizueta me trajo al estudio. Mi señora trabajaba con un cliente de él, y el contador Rossi, fue quien convenció a Grillo para que me trajera”, agregó.

Durante un período, mantuvo ambos empleos, dividiendo los horarios del día. A los pocos meses, quedó fijo en su actual empleo, pudo dedicarse de manera plena y hoy está feliz por el trabajo. 

Con énfasis, expresó que “el equipo que tenemos es fantástico. Todos tiramos para el mismo lado. Hoy están aquí trabajando Guillermo Barateri, Mariano Di Paolo, Federico Arias y César Goizueta, que también está un buen tiempo en el transporte. Muchas personas vinculadas al amor por el básquet”, expresó sonriente. 

Su familia siempre lo apoyó en sus actividades laborales. Está compuesta por su señora y dos hijos, una mujer y un hombre. En base a ello, consideró que “ambos me vieron trabajar en esto. Mi abuelo era español puro y fue uno de los dueños del almacén La Tigra, el que está yendo para el lado de Coronel Pringles. Siempre tuve inculcada la cultura del trabajo y del esfuerzo. Sin eso, no hay nada”.

Cercanía 
El Día del Empleado de Comercio representa mucho para el protagonista de esta historia. “Soy afiliado hace 35 años al gremio. Nunca lo tomé como un día feriado, siempre vine a trabajar porque los tiempos apremian. Es un gremio con el cual tengo contacto desde la época de Carrozzi, cuando él era el secretario general. Estuvo Barroso también, ahora está Roberto Di Palma, y siempre he tenido muy buena relación con el gremio y con la gente. No solamente por lo que me han dado a mí, sino por las cosas que uno consigue por el trabajo para los clientes del estudio. Siempre traté de ayudar a la gente y tener buena relación con todos”, señaló Rodríguez. 

A gusto y conforme con la tarea diaria que le toca realizar, no se olvida de los momentos difíciles que le tocaron pasar, adversidades que ha superado. 

Ante esto, explicó que “un tiempo estuve saturado de números y papeles, pero hoy por hoy estoy muy bien. Hubo momentos en que la pasé mal y estuve complicado desde lo mental. Pero gracias a Dios, pude salir adelante. En mi oficina, tengo los autitos de colección que me gustan y despejan mi cabeza”. 

Antes de que ingrese Hugo Schenk a formar parte de su trabajo, era mucha la carga que sentía. “Llegué a terminar en manos de un psiquiatra, para poder encausar mi cabeza de otra manera. Pude tener ayuda y salir adelante”, dijo con gratitud. 

Agradecimientos 
En el Día del Empleado de Comercio no pasó por alto los saludos y agradecimientos para quienes siempre le tendieron una mano. Por eso mismo, Rodríguez hizo hincapié en que “quiero saludar y agradecer a mi familia, que me ha bancado desde siempre. A los muchachos que están trabajando hoy por hoy, a Hugo Schenk, a Cesar Goizueta que me ha sabido aguantar durante un montón de años, y también, a toda la gente que me ayudó en mi vida a lo largo de los años”.

A punto de cumplir 61 años, le quedarán cuatro más de trabajo. “A pesar de que tengo 40 años de aportes. Nuestro trabajo es constante. La pandemia me obligó a juntar máquinas y trabajar desde mi casa. Y cada uno hizo lo mismo. Estuvimos conectados en todo momento”, señaló. 

Por último, Julio Rodríguez dejó en claro que “no me arrepiento de nada. Un tiempo me pasé de vueltas y de todo se aprende. Es experiencia. Son cosas de la vida”.