06|08|21 13:19 hs.
Lo aseguró Nirvana Damiani, entrenadora de Club de Pelota, tras la victoria del Celeste que le permitió ingresar a las semifinales de la Copa Ciudad de básquet
Volver a competir después de algo más de tres meses de inactividad y con una mínima preparación, todo por una cuestión de tiempos y de las complicaciones que ocasiona el Covid-19, generó una alta complejidad para los deportistas y cuerpos técnicos.
Y si como en el caso de Club de Pelota, ese volver era en un partido donde ganar o perder marcaba clasificar o quedar eliminado del Torneo Ciudad de Tres Arroyos de básquet, la exigencia o desafío parecía ser mucho más alta.
“Fue verdaderamente difícil volver; hoy era una final, porque si no se nos daba quedábamos eliminados” reconoció con la misma claridad que intenta hacer jugar a su equipo, la DT del Celeste, Nirvana Damiani.
Pero a ese duelo ante Quilmes se llegó como mejor se pudo. “Es que regresamos al trabajo cuando nos habilitaron desde el municipio, pero sin un objetivo claro porque no había fecha de reinicio; en un principio estábamos como en la nada, pero cuando se confirmó el día del partido le metimos con todo”, afirmó la entrenadora que reflejó su agrado cuando reconoció que “los chicos siempre estuvieron súper comprometidos, siempre entrenaron dando lo mejor. Todo fue muy sufrido pero valió la pena”, destacó entre sonrisas y expresiones de alivio…
Después del parate del 2020, el inicio del 2021 y la suspensión, las dudas de cuándo se regresaría, entrenar y consolidar al equipo en un puñado de días seguramente hayan sido tareas complejas, más allá de las ganas y los deseos. “Fue muy difícil, de preparación pura sólo hubo 2 semanas; el parate la verdad que generó un bajó anímico muy fuerte porque no lo esperábamos tan pronto. Entonces, mantener la motivación en el retorno era difícil, porque no se sabía nada, y esto no fue solamente para nosotros, el problema lo sufrimos todos. En este caso tuvimos la suerte de resolverlo de la mejor manera; pero tenemos que seguir respetando los protocolos, cuidándonos entre todos para poder seguir jugando hasta fin de año”, destacó Nirvana.
Cuando el resultado es positivo siempre marca un camino de satisfacción, y si esa victoria permite meterse en la semifinal, la ecuación no se negocia. “Esperábamos ganar para seguir en carrera; los cruces han quedado muy difíciles porque todos los equipos somos competitivos, los tiempos entre partido y partido son cortos, pero intentaremos llegar de la mejor manera para enfrentar a Costa Sud” razonó, aunque también entiende que en una semana mucho no se puede mejorar. “Tal cual, más que preparar el juego es difícil; costará mejorar algún error cometido hoy, pero es lo que tenemos y debemos aprovechar para lo que ojalá venga pronto, y si es un torneo más largo mejor. Pero que todos se queden tranquilos, que vamos a tratar de hacer lo mejor posible el martes”, afirmó optimista.
El 78-68 sobre el Cervecero fue merecido y lógico por el desarrollo, pero la entrenadora seguramente puso muchas cosas en el debe y otras en el haber del equipo. “Hubo momentos muy buenos, más allá de la efectividad o no; se pasaron mucho y bien la pelota, pero en otros eso se desvanecía; y eso es lo que tenemos que mejorar. Aunque lo bueno que hicimos dejó hermosas sensaciones”, destacó.
En estas competencias, las defensas marcan diferencias, abren caminos y encuentran triunfos. ¿Pero en este contexto de una preparación distinta, el cansancio disminuye las intensidades, el desgaste no permite pensar bien y ejecutar correctamente? “La parte física fue complicada, no se puede dudar; hoy marcamos la intensidad desde el inicio, la efectividad tuvo mucho que ver con la actitud. Pero después el físico empezó a pesar por el parate y se notó; por suerte tengo un plantel largo y eso nos favorece para mantener la intensidad. Ganar, con pasajes de buen juego nos ayuda un montón para esperar con optimismo el cruce con Costa Sud; y lo anímico también suma mucho, ojalá lo podamos aprovechar”, deseó Nirvana Damiani.