06|07|21 20:30 hs.
Se siente agradecido por la manera en que lo reciben en Reta en el verano, cuando él recorre la playa con el carro pochoclero. Por esta razón, Lucio Fonte tiene la necesidad de retribuir, el gesto voluntario de dar. En 2020 realizó una donación de útiles al Jardín de Infantes 910 y en esta oportunidad, hizo lo propio con la Escuela 32.
Nació y reside en Adolfo Gonzales Chaves, ciudad donde es pochoclero desde hace 12 años. Concreta esta actividad junto a su hermana Milagros.
Eligió a Reta para sus vacaciones hace seis años. “Posteriormente, tomé la decisión también de trabajar en el verano. Llevo dos veranos en la playa, me siento muy cómodo”, dijo al ser consultado por La Voz del Pueblo.
Al referirse al motivo de las donaciones, señaló que “el año pasado lo hice con el jardín de infantes y esta vez con la escuela. La idea es devolver un poco de todo lo que la gente te da en tu trabajo”.
Contó que “el verano anterior me contacté en febrero con la directora del Jardín, para decirle que iba a hacer una donación. La última temporada hablé con un muchacho de la localidad, le comenté que quería contribuir con otra institución. Me pareció que la escuela era el lugar”.
Con satisfacción, relató que “familias que conocí el primer verano como pochoclero, al retornar la temporada siguiente es como que estaban esperando el reencuentro. Personas de Buenos Aires, Córdoba, los mismos vecinos de Reta y de la zona, Copetonas, Tres Arroyos, entre otros lugares. He conocido mucha gente muy buena, es una manera de agradecer”.

Tal como hiciera el año pasado con el Jardín de Infantes, este año Lucio eligió la Escuela 34 para hacer llegar su donación de útiles escolares
De igual manera, valoró “la predisposición de integrantes de la Delegación municipal. Te dan una mano para que puedas trabajar”.
Una elección
Lucio subrayó que ser pochoclero “es un trabajo que me gusta. Tengo otra ocupación, soy comerciante, cuento con un bazar y juguetería en Chaves. Pero disfruto cuando voy en el verano a Reta como pochoclero”.
De manera casual, recibió una ayuda que fue clave para aprender los secretos de esta práctica. “En mis inicios, una mujer de Tandil me enseñó a hacer pochoclos. No sé cómo se llama. Nos encontramos en la plaza de Chaves y yo estaba en ese momento preocupado porque no sabía hacer pochoclos, ella me dijo te voy a enseñar, así arranqué”, recordó.
Se identifica en la playa con el nombre Tío Bigote. “Nada que ver con el negocio de churros de Claromecó”, aclaró sonriendo. Y agregó que “uso una imagen de Mario Bros”.
Los principales destinatarios de la actividad son los chicos. “Te dan una satisfacción muy grande, te están esperando -valoró-. Cuando trabajas todos los días ya tenés familias que están aguardando tu presencia, perciben tu llegada por la banderita, el olor”.
Con su carro en algunas ocasiones ha ido a De la Garma y Juan Eulogio Barra, pero sostuvo que “no soy muy salidor. A Reta sí voy porque es el lugar para combinar vacaciones con la familia y trabajo”.

Una postal de verano, durante un atardecer
Es separado, tiene dos hijas de 18 y 17 años, y un nieto de ocho meses. “Ellas una semana o diez días se quedan conmigo. La idea el próximo verano es ir con toda la familia”, afirmó.
Reiteró que las donaciones “las hice con la intención de dejar algo por el trabajo que he tenido. Una chica en la escuela me dijo de hacer una foto y se publicó en las redes”.
La pandemia lo afecta, como sucede en todos los rubros. “He dejado ocho meses los carros en Reta en 2020, después los fui a buscar porque no se podía entrar. En cada actividad hubo situaciones complicadas por el Covid”, observó.
En el cierre de la entrevista, indicó que “voy a seguir colaborando con las instituciones en lo que pueda. He conocido mucha gente en Reta y ¡la buena relación que se genera!. Ya queda una confianza, eso es impagable”.