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Norberto “Matu” de Campos es hijo de Manuel Bellocq, dueño de la primera casa de Claromecó y uno de los fundadores del balneario. Toda su vida estuvo relacionada a ese lugar y a la ciudad en particular. Para él, el poblado aún mantiene eso que lo hace tan especial
La historia de Norberto o Matu de Campos se asemeja seguramente a la de muchos lectores; esos viajes que parecían eternos para llegar a Claromecó pero al final se pasaban volando entre charlas larguísimas y juegos hasta pasar San Francisco de Bellocq, esperar la escuelita y ver quién era el primero en divisar entre los montes el Faro. Entrar por la avenida 26, ver el mar… la aventura recién comenzaba: llegaban a veranear a la casa de la familia Bellocq, la primera casa de Claromecó.
Manuel, María Mercedes, Norberto (Matu), Diego y Lucia son hijos de Manuel Bellocq de Campos y María Mercedes Paz. En diálogo con La Voz Del Pueblo, Matu, nos contó la historia de la primera casa de Claromecó; el estado actual, los proyectos para reconstruir la capilla y la idea de que algún día se la declare Edificio Histórico.
Pero comenzamos con algo de historia. “Mi papá Manuel Bellocq de Campos era Portugués. Nacido en Lisboa, llegó acá a los 18 años; él usaba primero el apellido materno, Bellocq, ya que de Campos era de su padre y cuando nos inscribió en Argentina nos puso su apellido paterno. La mamá de papá, María Josefina Bellocq Hita, era hija de Juan Bellocq, conocido como fundador de Claromecó porque fue el que donó las tierras para construir el pueblo” relató.
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Norberto “Matu” de Campos es hijo de Manuel Bellocq, dueño de la primera casa de Claromecó y uno de los fundadores del balneario (Caro Mulder)
“Esta casa, construida en 1906, era la casa de verano; venían de la estancia de Bellocq (ubicada pasando el paseo de las siete cascadas, donde hoy es la Escuela Agrícola) en carreta. Empezó siendo una casa de madera con dos habitaciones que estaba hecha sobre pilotes y por abajo pasaba el agua, después se fue revistiendo en material y agrandando”.
Hoy la casa cuenta con cinco habitaciones, algunas con lavabo. En la misma se conservan las camas originales de hierro y bronce; además hay un living, una cocina grande y una ante cocina con una puerta que comunica con la casa del casero Gustavo Carmona. Además hay una casa más chiquita que es de huéspedes.
“La casa está igual, lo único que le falta son los aleros que por una cola de tornado hace dos años se volaron, estamos en etapa de recuperación” indicó Matu.
La casa también tuvo una capilla que si bien hoy funciona como galpón, está en periodo de transición y refacción para que vuelva a ser lo que fue. “La capilla la estamos recuperando de a poco a pulmón… Sebastián Hiriart y Néstor Zoquini, que aman la historia de este lugar, la levantaron, nos pidieron la pintura y el material para hacer el revoque y recuperar un poco la madera del portón, mientras que el frente ya está hecho. Esa capilla funciona como galpón pero estamos en el periodo de transición para que vuelva a ser capilla, de hecho tengo un hermano sacerdote, Diego, que está tratando de conseguir bancos de parroquias o capillas que estén en desuso para recuperarlos y aportarlos. La idea es a pulmón, con pocos recursos, pero entre todos vamos a ir logrando que vuelva a su condición original. Al terminar la reconstrucción con mi hermano Diego, que es descendiente de Bellocq y sacerdote, el sueño es que oficie la primera misa ahí y después se verá en el futuro. Nuestro sueño es tener una misa ahí” confesó Norberto “Matu” de Campos.
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Junto a su hermana Lucía, frente a la capilla en etapa de reconstrucción (Caro Mulder)
“Desde que tengo uso de razón veníamos acá papá, mamá y los cinco hermanos, y alguna familia amiga de mis padres. Pasábamos veranos divertidísimos… esta era la casa de ellos. Cuando empezamos a crecer, nos casamos, tuvimos hijos, hemos venido mis viejos, cinco hermanos, esposas, hijos y todos parábamos acá; hay más de 20 camas”.
En la casa de la familia Bellocq se había pensado hacer el acto por el Centenario de Claromecó, pero por la pandemia y distintos factores se decidió hacerlo en la zona del mirador o la curva.
Edificio Histórico
Entre todos los descendientes de Bellocq mantienen una excelente relación, todas las decisiones se toman en conjunto y la idea de que la casa se declare Edificio Histórico siempre está en las charlas. Al respecto señaló: “No está declarado como Edificio Histórico… se habla mucho en la familia porque tiene muchas limitaciones, no se pueden hacer modificaciones, hay que consultar para hacer mantenimientos, hay libertades que se pierden. Eso es por ahora, la posibilidad siempre está. La familia le da mucho uso, hay partes de la familia que le tienen mucho apego a esta casa”
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Junto a su hermana Lucía y el pequeño Lucas, en el hogar que albergó a una gran cantidad de invitados y que hoy sigue siendo punto de encuentro durante las vacaciones (Caro Mulder)
Durante el acto del Centenario de Claromecó, se hizo entrega a la familia de una placa: “La placa es para la familia y agradece a la generosidad y la visión de la familia Bellocq como originarios de lo que hoy es Claromecó. No solo donaron las tierras para construir el pueblo sino también para construir el faro; tengo entendido que la familia también financió la obra del faro y donó tierras para la construcción de la estación de tren de San Francisco de Bellocq” señaló.
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En el Centenario de Claromecó les entregaron un placa por “la generosidad y la visión” de haber construido la vivienda en el lugar
En relación al nombre de San Francisco Bellocq, Matu de Campos destacó como dato curioso que “Juan Bellocq era muy devoto de San Francisco de Asís, de ahí el nombre de San Francisco de Bellocq”.
Durante la entrevista Norberto mostró un cerámico originario de la construcción de la vivienda de la estancia de San Francisco que se lo regaló el arquitecto Germán Scarabotti. “Esos cerámicos fueron traídos de Francia antes de 1900”.
En cada momento los recuerdos, experiencias, veranos interminables, llegar y con cada uno de sus hermanos ir a buscar las cañas identificadas con distintos colores para ir a pescar cangrejos al arroyo, la época de los boliches en su adolescencia, son historias que hoy muchos sentirán como propias.
Matu fue creciendo en la casa del fundador junto a Claromecó. “Claromecó creció muchísimo sin perder el núcleo. Yo siempre veía Claromecó de afuera, como turista, fui conociendo la gente que estaba detrás de todo lo que yo vivía y estoy enamorado de Claromecó por su gente. En un año muy difícil la construcción en Claromecó no para y la esencia sigue siendo la misma… la calle 28 donde está la delegación, sacando que está el espacio de arte, es la misma de cuando yo era chiquito. Todos mis regalos de cumpleaños eran de Casa Chedrese y hoy vas y es exactamente igual. Nada cambió. La esencia en Claromecó es la misma“ finalizó.