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Cómo es el plan de la Provincia para la erradicación definitiva de los manicomios

El plan para la erradicación definitiva de los manicomios anunciado el mes pasado ya está en marcha en la provincia de Buenos Aires. El Gobierno bonaerense, a través de la reciente creación de una Comisión Interministerial, busca poner en marcha una serie de proyectos para convertir esas instituciones en espacios abiertos a la comunidad, con el fin de dar cumplimiento efectivo a la Ley de Salud Mental, que ya tiene 10 años y que entre sus principales objetivos preveía el cierre de los neuropsiquiátricos para el 2020. 

En diálogo con DIB, la subsecretaría de Salud Mental, Consumos Problemáticos y Violencias en el Ámbito de la Salud Publica, Julieta Calmels, explicó cómo será el plan de readecuación para el cambio en el modelo de atención a personas usuarias de los sistemas de salud mental y sostuvo que hará de modo “progresivo” en “un plazo de tres años”. 
No obstante, aclaró que como primer paso, la Provincia ya cerró de forma definitiva el ingreso de nuevos pacientes a los pabellones de larga estadía y que solo serán admitidas las internaciones breves, tal como prevé la legislación argentina. 
Ahora, según datos del Ministerio de Salud provincial, el 43% de las personas en los neuropsiquiátricos públicos lleva, como mínimo, 10 años de internación.

Según datos del Ministerio de Salud provincial, el 43% de las personas en los neuropsiquiátricos públicos lleva, como mínimo, 10 años de internación. (Foto: Télam)

Uno de los aspectos fundamentales del nuevo plan de atención radica en el refuerzo de los equipos para el seguimiento de las externaciones. 

En total, a la fecha existen 18 casas, en donde viven personas externadas, a las cuales se sumarán otras 10 unidades habitacionales que terminarán de construirse en el predio del hospital “Alejandro Korn”, según informaron desde el Ministerio de Salud provincial. 
La ley 26.627 de Salud Mental fue sancionada en diciembre de 2010 y reglamentada en 2013, pero en medio de obstáculos, polémicas y oposiciones, siempre estuvo lejos de cumplir su principal meta: la “desmanicomialización” a través de la sustitución y el cierre de los manicomios con plazo máximo en 2020.
¿Qué implica cambiar el modelo de atención en salud mental en la provincia? 
La decisión que tomamos tiene que ver con el cumplimiento de la Ley de Salud Mental, una ley de protección de derechos para las personas usuarias de los sistemas de salud mental que, entre sus metas y exigencias, involucra el cambio del modelo de atención, de uno centrado en el manicomio a uno con base en las comunidades, que es el con el que empezamos a trabajar. 
Cambiar ese modelo de atención implica entender que no solo es un cambio en el sistema de salud, sino en lo que respecta a lo que se entiende como salud mental, y también es un cambio cultural en relación a los estigmas que hay en torno a la salud mental y a la manera en la que el Estado atendió y caracterizó esos problemas. Una pieza estratégica es dar por iniciado el cambio en las instituciones monovalentes de salud mental, es decir, en los manicomios.
¿Por qué considera que ha tenido tantos obstáculos el cumplimiento efectivo de esta ley? 
Creo que hubo y que hay obstáculos, pero también avances que quizás no valoramos lo suficiente. Por ejemplo, la ley plantea la internación por salud mental en hospitales generales, y la verdad es que se ha internado mucho más de lo que sabemos. La provincia de Buenos Aires tiene más de 6000 internaciones por salud mental en hospitales generales. A la vez, distintos equipos de los hospitales realizan y sostienen prácticas de externación. Eso también tiene que ver con el cumplimiento de la ley. Sucede que hasta ahora esas prácticas tenían un lugar muy marginal en la política sanitaria. Sin embargo, son las que nos permitieron saber que vamos hacia formas que son posibles; es posible construir una vida fuera del manicomio, con el beneficio en términos de salud que eso significa para las personas. En el marco de la pandemia, nosotros generamos más de 60 externaciones, algunas en pacientes que llevaban décadas viviendo en los manicomios.

Hacia finales de la gestión anterior, la CPM difundió un duro informe sobre las condiciones de vida en los neuropsiquiátricos. ¿Con qué se encontraron? 
Cuando llegamos la situación de toda la provincia era calamitosa y lo que tiene que ver con salud mental, también. Un abandono tremendo. Había hospitales, neuropsiquiátricos provinciales en donde los pacientes dormían en el piso, pacientes sin ropa, lugares sin puertas, los baños sin cortinas en las duchas, paredes electrificadas. Tuvimos que cerrar pabellones. De hecho, muchos CPA (Centros de Prevención de las Adicciones) tenían alquileres impagos durante meses, sin personal de limpieza, sin ninguna política pública que acompañe o que guíe el trabajo. En ese marco, fuimos tratando de generar cambios, como el cierre de algunas salas, el acondicionamiento de otras, y empezamos a generar un instrumento de relevamiento que no había. No había información de cuántas personas había internadas ni en qué situación.

En el informe de la CPM también se hablaba del problema de las reinternaciones porque no había suficientes dispositivos para la externación. 
Sí. Esa es una de las cuestiones que vemos. Algunas de las reinternaciones que tienen que ver con el cuadro propio de salud mental, pero muchas otras son al corto plazo y uno puede ver ahí una dificultad en la estrategia de seguimiento, de sostenimiento por parte de los equipos. Por eso, parte de la transformación de los hospitales implica ampliar los equipos que acompañen las externaciones y ampliar también los centros de día y centros comunitarios, todo eso de forma progresiva en el tiempo, porque no es posible generar un cambio tan de fondo y tan estructural de golpe. El plan es en un plazo de tres años.

La subsecretaria de Salud Mental, Consumos Problemáticos y Violencias en el Ámbito de la Salud Publica, Julieta Calmels.

¿Cuáles son los aspectos centrales del plan de readecuación? 
Los proyectos de transformación de los neuropsiquiátricos en espacios abiertos a la comunidad involucran todo un aspecto sanitario de ampliación de prestaciones de salud en general y una cantidad de camas de internación que van a quedar, pero también hay otros aspectos relacionados a la intención de fomentar centros comunitarios, crear áreas de infancias y juventudes y otros planes de proyectos productivos laborales; también la creación de centros culturales, de espacios de memoria. Otro de los aspectos es fomentar planes de viviendas, espacios recreativos, deportivos. Hay casi un proyecto por cada una de las carteras que participa de la Comisión Interministerial.
¿Cuáles son los beneficios de terminar con el encierro? 
Los beneficios son muy claros. Cuando uno observa los programas de acompañamiento a las externaciones, que se dan también con un subsidio para las personas, ahí uno toma especial conciencia del beneficio que implica para la salud porque las personas pueden recuperar autonomía en muchas de sus tareas diarias: pueden revincularse con otros; gozar de derechos que en el manicomio no pueden, como a la intimidad, a la integridad del propio cuerpo, a la vida con otros, a poder recibir a un familiar en una casa y no en un patio de un hospital, a poder comer en una mesa con cuchillo y tenedor, en definitiva a ser un ciudadano o una ciudadana. Los manicomios produjeron mucho daño en la vida de las personas y ante esa evidencia surgió la ley. (DIB) MCH
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