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Siempre hay un nuevo desafío

Es lo que durante gran parte de su vida se ha planteado Ángel Islas, quien a pesar de haber ido perdiendo totalmente la visión es autor de un libro: “Sintéticas”. El porteño, hoy convertido en habitante de Villa Gesell -para huir de la gran ciudad- es también profesor de Inglés, actor, director de teatro, instructor de Río Abierto y durante seis años seminarista hasta que un día abandonó para no pisar la iglesia “salvo algún casamiento”

Ángel Islas ha tenido una vida más que prolífica y con gran recorrido. Nacido en 1940 tuvo “cuarenta y ocho años netos de porteño y hoy 32 de residente en Villa Gesell”. 

Toda su trayectoria escolar, tanto primaria, secundaria y los profesorados en escuelas estatales, “menos una parte de mi carrera de inglés que fue en la Cultural Inglesa. Además de haber hecho el ingreso en dos carreras: Química y Derecho pero simultáneamente seguía con el inglés, carrera a la que más fiel fui. Porque empecé a los 11 años en una academia de barrio, la segunda etapa de cuarto, quinto y sexto en la Cultural Inglesa, era la que tenía el mayor prestigio en ese momento. Luego pasé al profesorado de Lenguas Vivas y eso me permitió dar clases en colegios”. La trayectoria en el idioma fue enseñando en colegios o particulares durante sesenta años “hasta hace unos tres o cuatro años atrás incluso acá en Gesell”. 
Su vida siempre estuvo vinculada al arte, el teatro y la religión. El primero por tener un tío escultor, la segunda porque desde chico “decía todas las poesías en los actos. Para mí eso fue el arranque con el teatro que luego siguió con el teatro de títeres y distintas puestas en escena hasta hoy” cuenta. 
La religión y el teatro 
La religión fue desde chico otra de sus grandes vocaciones, catecismo, primera comunión, participó muy activamente en Acción Católica al punto tal que luego de esto entró en el noviciado por su vocación que lo llevó a hacer el noviciado durante seis años (desde los 24 a los 30), etapa en la que se cruzó con el hoy Papa Francisco cuando ambos estudiaban. Hasta que se produjo en él una gran crisis al punto tal que decidió salir del noviciado y si bien se define como católico, nunca más volvió a pisar una iglesia, “salvo algún casamiento” dice jocosamente. 
Recuerda que en su época de militante católico “fueron veinte años, pero yo hice más lío sin sotana que con sotana”. 
Culminada esta etapa, y gracias al método de Susana Milderman, conoce el sistema de gimnasia rítmica expresiva sobre la base del yoga y la plástica griega. Por esto viaja al Instituto Esalen en California, durante tres meses, siendo desde ese momento instructor de Río Abierto. 
Con el teatro siempre en carácter de actor, pero la mayoría de las veces en el rol de director, su vínculo fue desde chico primero en elencos o dirigiendo obras en la parroquia del barrio para luego tratar de ingresar al Conservatorio de Artes Dramáticos. Como no lo pudo lograr siguió con el intento esta vez en clases particulares primero con Beatriz Matar y luego con Roberto Moss. Por el teatro conoce a quien luego sería la madre de su hija Josefina y ya en Villa Gesell dirige durante estos treinta años casi una docena de obras, destacándose “Gómez”, una adaptación que curiosamente Islas reconoce como la que más me sedujo hacerlo. “Pero curiosamente y luego de tanto trabajo sólo subió una vez a escena”, recuerda. En tanto como actor lo hizo en más de una decena pero se le reconoce por su versión y protagonismo de “El rey Lear”. 
Toda esta historia un poco contando su vida sirve para mostrar que Angel Islas siempre fue un personaje inquieto y que a su manera nunca dejó de vivirla a pesar que sus problemas visuales se le fueron acentuando cada vez más hasta perder totalmente la visión. Así y todo diseñó un sistema propio de escritura en mayúsculas y en cuadernillos de hoja A4 “que fui desarrollando mucho antes de perder la vista” y fue registrando frases, pequeños texto que finalmente en algunos casos están en su libro “Sintéticas”. 

En su libro “Sintéticas” hay 178 mensajes para el lector

Preguntándole el porqué o cómo surge la idea del libro, si se trata de recopilación de diferentes textos, Angel lo resume muy simplemente: “¿Sabés por qué se llama ‘Sintéticas’? Porque son escritos independientes sintéticos, donde escribo sobre cualquier conexión de mi vida. Pueden ser de la iglesia, de teatro, puede ser de filosofía, de los griegos, puede ser de Perón, puede ser de Lanata, algo relacionado con mi hermana, con Alicia (su ex pareja) o Josefina (su hija). Y sintéticas porque lo son sintéticas, porque por esto todos me felicitan, incluso tengo una vitrina con medallas justamente a la síntesis” riéndose de sí mismo por ser lo contrario en su vida. 

Además de justificarlo por haber encontrado un formato corto. “En el libro ese vas a encontrar textos de un renglón, dos renglones, cinco renglones y algunos largos de diez o veinte renglones… Algunos, nada más, la mayoría son más cortos, a veces de una sola palabra”. 
También el formato bibliográfico es de su propia creación porque “se imprimirá solamente la página de la derecha, es decir no se escribe nada en la de la izquierda, salvo que fuera para completar el texto. Incluso no tienen continuidad porque están surtidas y mezcladas a propósito, aún cuando me viene una afín a la frase anterior las escribo en páginas separadas. Esto se juntó o se armonizó, la verborragia y el poder de síntesis, con mi pérdida de la vista porque yo siempre escribí pero esto casi parece un chiste de stand up” demostrando que su estilo de humor supera la media de cualquiera. 
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