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Denunció que le usurparon dos casas y afirma que es víctima de una banda

Por Enrique Mendiberri La Voz del Pueblo

Jacinto Liébana es tresarroyense y hace años que reside en la ciudad rionegrina de Villa Regina. Días pasados, una llamada telefónica le advirtió una noticia que lo alarmó: sujetos desconocidos habían ocupado de manera presuntamente ilegal dos propiedades de su familia.

Inmediatamente, reunió la documentación que acreditaba la propiedad de las mismas y radicó la respectiva denuncia en la comisaría de Villa Regina. Las actuaciones fueron giradas a la Fiscalía de Tres Arroyos, donde según le aseguraron, ya estaría en marcha una orden de desalojo que debe aprobar el Juzgado de Garantías N°1. 

Sin embargo, en su afán por conocer los detalles del procedimiento que habrían permitido la ocupación, se enteró que las personas que ingresaron disponían de un contrato con la firma de su hermano, a pesar de que éste se encuentra internado en un geriátrico con un curador (un profesional que responde por sus actos ante la ausencia de habilidad para hacerlo), quien no aparece en el documento, donde además tampoco existen sellados que ratifiquen su validez. 

Esas circunstancias y otros detalles vinculados con las supuestas relaciones que existen entre los actuales ocupantes y otras personas que se irían rotando en la permanencia, le permiten suponer que estos actos son organizados y planeados por un grupo de personas que se dedican a perpetrar este tipo de hechos. 

“Uno está desesperado. Porque mi problema no es la vivienda, es la propiedad privada. La gente que está operando esto, no son pobrecitos que no tienen dinero para la vivienda, es una banda y ya le entregué todos los elementos a la Fiscalía. 

Amenazan a los vecinos, a todo el mundo y la policía no puede hacer nada. Si la Fiscalía no puede hacer nada, no vamos a tener Justicia. Me preocupa más la Justicia que la vivienda. Que se acaben estos grupos mafiosos”, dijo uno de los tres hermanos Liébana, miembros de una tradicional familia local. 

Según consta en las denuncias radicadas por Jacinto Liébana, las casas usurpadas se encuentran ubicadas en la calle Reconquista 315 y en Hipólito Irigoyen 1507, donde además asegura que había numerosos materiales de construcción que fueron vendidos por los ocupantes. 
La estrategia 
Después de informar que su denuncia se encuentra en la UFI N°13, donde es instruída por la doctora Mariel Di Rado, quien le comentó que estaría aguardando la sustanciación de un pedido de desalojo, Liébana se refirió además a la mecánica empleada por los ocupantes de la propiedad para obtener los datos que completen el contrato de alquiler exhibido a la policía. 

“Después de insistir a la policía para que se acerque a la casa a ver quién estaba ocupándola, me encuentro con que el contrato de locación que tenían inventado estaba firmado por mi hermano, que no puede firmar y está hace 8 meses en un geriátrico del que no pueden salir por el Covid19. Está sin sellado de ley”, dijo, antes de explicar cómo obtuvieron los datos de su hermano mayor, Jesús Horacio (65),
para completar la información básica del contrato, “los datos de mi hermano lo tiran del contrato de locación de la madre de uno de los ocupantes, a la que mi hermano le alquilaba otra propiedad”, argumentó, refiriéndose a las supuestas acciones coordinadas que le hacen presumir la existencia de un “grupo mafioso” que trabaja de esa manera. 

Jacinto Liébana, el denunciante

En ese sentido, Liébana indicó que, tras ventilar el caso en el aire de LU24 a mediados de semana, uno de los ocupantes se comunicó con él y le habría confirmado sus sospechas, “uno de los ocupantes me dijo ‘su casa estaba marcada porque usted vive lejos’. Están todos vinculados, uno es la pareja del cabecilla. Esa tiene un amigo, el amigo está con la mujer del otro. La madre de ellos, tiene contacto con mi hermano por otra locación. Entonces, ves que es una banda que están todos vinculados”, y, más adelante, se refirió a la respuesta recibida por uno de ellos cuando logró hacer que deje el inmueble, “una vez logré que salga el cabecilla de todo esto y se metió otro amigo. Cuando le dije ‘sacalo si son tus amigos’, me dijo ‘no, yo con ellos no me meto’. Son un grupo que van rotando”. 
Después de hacer referencia al temor que sienten los vecinos que le informaron sobre la existencia de la ocupación, “la comunidad tiene miedo. Me dicen lo que pasa, pero me piden por favor que no revele quién lo dijo. Me dicen ‘por favor, tengo hijos, tengo miedo’”, Liébana compartió las sensaciones que vive mientras espera una respuesta de la Justicia para recuperar lo que es suyo: “cuando te entran a tu casa es como que te violan. Se meten con tus cosas. Mi padre era una persona muy creyente, muy católica. Tenía un altar en el living de su casa. Andá a saber lo que están haciendo estas personas ahora en ese lugar”, concluyó.    
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