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La música forma parte de la cultura de un pueblo y estuvo presente en el acto protocolar por el centenario de Claromecó. Uno de los momentos en el mencionado encuentro estuvo a cargo de Mario o “Marito” Juárez, un adolescente de 13 años oriundo de Chillar que interpretó “Claromecó lindo”, zamba escrita por Mario Vaini con música de Andrés Mazzitelli.
Con su andar tranquilo, bombacha de campo, su guitarra y acompañado por su padre Rubén, le contó su historia a La Voz del Pueblo.
“Hace un año y dos meses que vivimos en Claromecó, nos vinimos por trabajo, allá estaba muy flojo”, señaló.
Sobre su vínculo con la música, indicó que “hace un tiempo en Chillar, un día yendo a pescar a una laguna me encontré con Juan Beazarte quien me dijo que tengo una voz muy linda. El fue quien me enseñó a tocar la guitarra, me dio 10 clases y después seguí aprendiendo solito”.
A pocos minutos de pasar al frente y tocar la zamba, con su voz tímida y ojos vidriosos, indicó en el diálogo con este diario que terminó la Primaria y no pudo continuar los estudios, ya que su padre tiene algunos problemas en la vista y lo ayuda en los trabajos para la colocación de alambrados y de corte de pasto, tareas a las que se abocan día a día.

Le enseñaron a tocar la guitarra en Chillar. Tomó diez clases y luego siguió “aprendiendo solito”
“Mary (María Angélica Souto) me conoce desde chiquito, conoció a mi abuelo, conoce a mi papá, yo lo conozco a Carlos (Carlos Avila), a sus hijos, todos son excelentes personas. Un día me dice ‘vamos a hacer un acto por los 100 años de Claromecó y te convoco para tocar la guitarra, si podés sacar esta zamba seria excelente. En 20 días la aprendí a tocar”, recordó.
Un párrafo aparte merece Rubén, su padre, quien con una profunda emoción en sus ojos y un orgullo por lo que observó en el acto, destacó que vivir en Claromecó es un sueño cumplido.
En este sentido, sostuvo que “luego de una separación, la situación económica por la falta de trabajo en Chillar, Claromecó nos cambió la vida, hoy somos dos personas totalmente diferentes a lo que éramos hace un año y dos meses atrás”.
Sin dudas, no es ni la primera ni la última historia de personas que han elegido a Claromecó como lugar para vivir, para comenzar de nuevo, para cambiar el rumbo, para buscar otros horizontes o simplemente porque siempre estuvo presente la idea en sueños y la frase “algún día voy a vivir en Claromecó”, se hizo realidad.
Marito se llevó el aplauso de las autoridades y el público. El abrazo de su padre, orgulloso al reencontrarse fuera del escenario, fue el cierre de tanta ansiedad previa.
Una pausa en la actividad de alambrar y cortar el pasto, para cantarle “Claromecó lindo” al pueblo y a su gente.
En un lugar que en 2019 los recibió de la mejor manera, para empezar otra etapa en sus vidas.