Claro, Reta y Orense

#CentenarioClaromecó

Contar cien años en imágenes

09|11|20 23:40 hs.

Hacer un libro de historia e incorporarle imágenes tiene sus problemas, pero si la ecuación se invierte a veces para los que recuerdan “una imagen vale más que mil palabras” es mucho mejor. Esto fue lo que se propusieron llevar adelante Germán Castro y Agustín Gómez Ferrari con la colaboración de Silvina Quinzio. 


Los tres estuvieron contando la idea, experiencias, debates, luces y sombras de este proyecto que decidieron llamar “Claromecó 100 años”. 

“La realidad es que exactamente cuando fue en 2018 –cuenta Germán Castro-, en esa mesa yo estaba haciendo un libro de fotos. Agustín me invitó a un café y le conté. Entonces él me recordó: Che va a cumplir 100 años Claromecó por qué no hacemos el libro. Te ayudo y lo hacemos juntos". 

La declaración de interés municipal de ese momento lo impulsó y así comenzó este proyecto. Germán tenía mucho material fotográfico que, como él mismo cuenta, al haberse quedado en la localidad este año generó uno nuevo. 

Pero “ese 2018 con lo que tenía empezamos a trabajar, yo en Buenos Aires y el acá empezamos a darle vueltas porque para generar algo así el costo era demasiado”. 


Fotos: Caro Mulder




Números y estrategia
A Germán los números lo asustaban, no a Agustín que estaba más que esperanzado con lograrlo. 

Mientras hablamos, las diferentes imágenes y el mono del libro vamos repasando, “obviamente que con el material tenemos como para hacer tres libros más de hecho hasta hace una semana atrás este libro era de 240 páginas pero lo dejamos en 224” dice Germán. 

“La estrategia era ver a qué le apuntábamos -agrega Agustín-, las actividades de una localidad en 100 años acá están muy marcadas, muy concretas. Pero en un momento debimos puntualizar hechos para limpiar un poquito y encasillarlos en un libro de fotografía al que le sumamos historias”. 

Es más que elocuente que el trabajo de Germán Castro se destaca no sólo por haber “filtrado” imágenes sino por la búsqueda de las mismas. Siempre en fotografía hay algo nuevo para descubrir pero lo más importante es “el ojo” y por supuesto la forma de captar “el momento”. El paralelismo en alguna de las fotos, la captación del color y el juego de cada uno de los detalles que a veces son más que importantes permiten ver pero también está la pequeña descripción o el relato que acompaña a las imágenes. 

El volumen de imágenes fue muy grande pero también “empezamos a pulirlos en un montón de aspectos menos terrenales para no desviarse del hilo conductor de la idiosincrasia local con un montón de disparadores -agrega Agustín-. 

El libro “básicamente tiene tres ejes: la pesca, en todos aspectos, deportiva, comercial y artesanal; lo que son las instituciones; y finalmente el patrimonio natural que tiene Claromecó y todo el distrito. Pero pusimos la marca ahí”. 


Fotos: Caro Mulder


Soporte digital 
 Apunta Germán que muchas de las cosas que quedaron afuera van a estar en un soporte digital para poder volcar todo ahí. “Convocamos mucha gente para que nos dé una mano en lo que es investigación, no sólo a periodistas sino a gente del pueblo”. Todo esto que no ha podido concentrarse en esta edición si va a estar en dicho soporte digital.

“El recuerdo de la localidad que traés es lindo, yo hace 10 años que estoy viviendo acá pero hace 26 que vengo en 40 años que tengo” señala Agustín. Marcando además la importancia que tiene para él ese sentido de pertenencia con las cosas del lugar, hechos que de haberlos publicado a todos harían de este libro un cuento interminable.

 “Un poco el camino fue ese” dice Germán y agrega Agustín que “lo importante de algunas de esas historias es cómo se llegaba, caminos de tierra, la lluvia, encajarse, hay personas que lo vivieron y están vivas. Reunidos con Germán y Silvina yo les decía que siempre llegué por ruta, hace 100 años Claromecó eran pocas casas y ni hablar de pobladores, pero mucha de esa gente está, tiene 80 años y anda con los nietos. Ese testimonio sirve”. 

El trabajo de digitalizar todo fue tremendo, cuando lo ves reducido a un libro te parece nada, corregirlo fue más difícil aún por lo denso, más que haberlo producido, Germán con su observación fotográfica sobrepasa lo obsesivo y necesita de alguien como Silvana con un no entender para que lo ayude. 

 Como su autor Germán sostiene que está feliz “por sentir que quedó un libro bien claromequense” además de reconocer que fue Agustín “el que prendió la mecha porque yo estaba haciendo otro trabajo fotográfico. Por él logramos este material y después Silvina que estuvo trabajando a la par mía como siempre no sólo en esta sino en las anteriores. El aporte de ella fue importante desde lo periodístico”. Resumiendo un poco lo que los tres piensan, buscaban hacer un libro entretenido, que las principales cosas estén, rescatar las mejores imágenes y los textos más significativos para que el lector no se canse… “pero no una Biblia”.